Con la llegada de la primavera y del buen tiempo, España se torna en fiesta y en la costa levantina encontramos infinidad de fiestas singulares que consiguen unir, en torno a la cultura, la gastronomía y la religiosidad a los habitantes de la zona. Una de las más singulares, por su diversidad y carácter histórico, es la fiesta de Los Mayos. Una tradición legendaria, de raíces paganas, que ha ido evolucionando en toda la Región pero que encuentra su máxima expresión en la localidad de Alhama de Murcia.
Originariamente, los Mayos era una celebración relacionada con la fertilidad de la tierra de la Huerta Murciana, a imagen y semejanza de las fiestas de la antigua Grecia y del Imperio Romano. Pero poco a poco la tradición iría adaptándose a los nuevos tiempos, y así sería como a mediados del siglo XVII la iglesia católica comenzaría a modificar el sentido de las celebraciones y a otorgarle un mayor trasfondo religioso.
Durante el siglo XIX se convirtieron en muy populares, pues permitían la participación de todos los vecinos en torno a la plaza del pueblo. En cada zona de la Huerta Murciana se celebraban de un modo diferente, aunque todas con el mismo trasfondo. Hasta nuestros días han llegado costumbres como la colocación de cruces hechas con flores en plazas y puertas de la casa, los cantos de las cuadrillas de mozos y la elaboración de 'peleles'.
Los 'peleles', una tradición ancestral
Los 'peleles' merecen especial mención, pues llenan de color las calles de aquellas poblaciones donde se celebran Los Mayos. Son muñecos de trapo o tela, rellenos de paja u hojas, que se visten con las ropas típicas de la zona y que representan a figuras conocidas de los pueblos. Están perfectamente caricaturizados y se exponen en las puertas de las casas de los vecinos durante los primeros días del mes de mayo.
Los Cantos de Los Mayos
Como en cualquier festividad de la geografía española, las canciones populares no pueden faltar y se convierten en la tónica habitual de los días grandes de la ciudad. Normalmente sirven también como muestra de honores y alabanza al patrón o a la Virgen, siendo este el caso de los Cantos de Los Mayos.
En el último tercio del siglo XIX y principios del siglo XX había una noche clave en la celebración de Los Mayos, la del 30 de abril. Aquel día se producía uno de los cantos más conocidos, pues un mozo, acompañado de una cuadrilla de músicos interpretaba el 'Canto de los Mayos' y se lo dedicaba a una muchacha. En la letra de la canción se le solicitaba permiso para poder describir sus atributos públicamente y ensalzar su belleza ante el resto del pueblo.
El enamorado tenía la obligación de velar durante toda la noche el monumento o altar que estaba en la puerta de la chica, siendo conocido este acto como 'guardar el mayo'. A la semana siguiente, durante el baile del mes de mayo, la moza y sus padres mostraban su plena conformidad para que la pareja se uniese y empezase su noviazgo hasta el matrimonio.
Hoy en día la tradición ha evolucionado y ha cobrado un carácter plenamente pagano, aunque también con ciertos toques religiosos. Pues las cuadrillas de muchachos visitan las casas engalanadas y decoradas con flores y altares, así como las iglesias de la Huerta Murciana, cantando sus plegarias y embelleciendo la noche del 30 de abril. Son cantos a la fertilidad de la Virgen María y en agradecimiento por las buenas cosechas.
Es tradición, que al concluir la interpretación 'del Mayo', se improvise una jota o una malagueña, a lo que los dueños de la casa responden con víveres y platos caseros propios de la gastronomía de la zona.
La tradición de cantar los mayos estuvo desaparecida entre el primer tercio del siglo XX y los años 50, aunque gracias al escultor Antonio Garrigós que los escuchó en la provincia de Albacete, los recuperó para que la Hermandad de las Benditas Ánimas de Patiño los incluyese en su repertorio. De hecho, es la única agrupación que mantiene la tradición de cantar los mayos a la Virgen del Carmen en la noche del 30 de abril. Posteriormente, el 3 de mayo, se canta a la cruz revestida de flores al ser la festividad del 'descubrimiento de la cruz' por Santa Elena.
Alhama de Murcia, un referente
Al llegar el primer fin de semana de mayo, los más de 21.000 habitantes de esta localidad y los numerosos turistas que la visitan durante estas fechas, volverán a ponerse sus trajes de arlequín o 'corremayo' para recrear escenas costumbristas y cómicas con los 'peleles' ubicados en las calles.
La picaresca y la tradición popular se dan la mano en Los Mayos de Alhama de Murcia, los más singulares de la Región. Desde 1982, el Ayuntamiento de Alhama prepara un extenso programa de actividades para recuperarla tras la decadencia sufrida a consecuencia de la Guerra Civil. En 1990 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Regional y en 2018 de Interés Turístico Nacional.
El día grande de Los Mayos es el primer domingo del mes de mayo, aunque si coincide con el día 1 se traslada al domingo siguiente. Allí los Mayos son los muñecos que los vecinos colocan en las puertas de las casas, siendo los temas principales los oficios ya desaparecidos, la recreación de escenas de la vida cotidiana y la representación de escenas satíricas. Se suelen vestir con ropas y complementos en desuso como zaragüelles, aperos y otras herramientas, además de carteles que recogen un mensaje con vocablos en verso típicos de la zona.
El concurso de Mayos otorga premios a los tres mejores y distinciones en las categorías de crítico, original y tradicional. La exposición de los Mayos suele comenzar el sábado a mediodía y finaliza el domingo por la tarde.