En la celebración de la Semana Santa la Iglesia está cargada de colores y simbología. Los colores juegan un papel muy importante en esta fecha y marcan diferentes momentos en la vida de Jesús, antes, durante y después de su sacrificio en la cruz.
Y de rojo se tiñó el reloj de la Iglesia de San Lázaro como muestra de dolor, sufrimiento y martirio de Jesucristo en esta Semana Santa de Alhama. El rojo, es el color de la sangre, del sufrimiento, de las emociones y sentimientos profundos, de la expresión de dolor, del martirio y la muerte de Cristo.
La liturgia no es sólo procesiones, sino que cada acto y cada misa están cargados de simbología en todos los sentidos, y en esta época los colores tienen una carga importante en la liturgia cristina.
El color rojo marca el martirio de Jesús durante Viernes Santo, y el Domingo de Ramos la Iglesia se viste de rojo también, como preanuncio de la pasión de Cristo. Sin embargo, durante la Semana Santa el color oficial es el morado (desde Lunes Santo hasta el Miércoles Santo) como símbolo de penitencia y recogimiento, y se utiliza también durante toda la Cuaresma, salvo en San José y la Anunciación del señor, en las que la Iglesia se viste de blanco.
El Jueves Santo durante la tarde se viste de blanco pues se recuerda el día de la Última Cena y la institución de la Eucaristía. Mientras, Viernes Santo y Sábado de Gloria vuelven a ser días de recogimiento y penitencia, y por tanto el morado viste de nuevo las calles.
Finalmente, el Domingo de Resurrección cierra la Semana Santa vestida de blanco, este día, también llamado Día de Pascua, se celebra la Resurrección de Cristo.